


Desde que enviudó, Stephanie se esfuerza como nadie para ser una madre perfecta. Además de atender todas las necesidades de su hijo y de vigilar su alimentación y lenguaje, se preocupa de participar en todas las actividades de la escuela, a las que siempre lleva sus mejores elaboraciones culinarias o, si es necesario, su tanque de helio para inflar globos en las fiestas —porque, al parecer, no se puede ser una buena madre si no se tiene en casa un tanque de helio para globos—. Su principal problema, sin embargo, es que no tiene más apoyo económico que la prestación que recibió del seguro de vida de su difunto y la escasa monetización que obtiene de su videoblog de consejos y trucos para padres. Por eso, cuando su hijo se hace amigo del hijo de Emily, Stephanie se topa de pronto con todo lo que ansía.
Emily es una sofisticada directiva de una firma de moda. Vive en un casoplón de diseño, tiene un vestidor plagado de zapatos y un marido que la adora. Su trabajo le deja tiempo para pasar las tardes tomando Martinis, y su actitud y resolución ante la vida parecen sugerir que siempre obtiene lo que se propone. Por eso a todos les resulta extraño que un buen día desaparezca sin dejar más rastro que una llamada de teléfono en la que le pide a su amiga Stephanie que recoja a su hijo del colegio.
Blake Lively, además de eclipsar a Anna Kendrick en todos los aspectos, logra aportar una trascendencia a su villana digna de la mismísima Barbara Stanwyck
Cuando la ausencia de Emily se prolonga, Stephanie comienza a investigar por su cuenta qué ha podido ocurrirle a su amiga. Así, mientras poco a poco va descubriendo los secretos más oscuros de su pasado, Stephanie irá paulatinamente usurpando su lugar tanto en la casa como en el corazón de su hijo… y de su marido.
Presentado como un thriller de investigación doméstica, la película navega entre el tono del misterio y la comedia sofisticada, encontrando en los diálogos inteligentes y la correcta dosificación de la información sus principales aciertos. No solo juega con los estereotipos tradicionalmente femeninos del género negro, sino que además consigue llevar desde el humor la sustancia de la intriga y del suspense. En este sentido, es imprescindible mencionar el acierto del personaje interpretado por Blake Lively quien, además de eclipsar a Anna Kendrick en todos los aspectos, logra aportar una trascendencia a su villana digna de la mismísima Barbara Stanwyck.
De hecho, el contrapunto paródico que imprime Kendrick a su interpretación lastra en parte el tono realista de toda la película, que termina proponiendo un final abrupto y una resolución demasiado simplona para lo que ha sido durante todo el metraje una enrevesada trama de engaños, secretos y mentiras.
Pese a ello, la ejecución es tan sugerente y atractiva, y está narrada con una energía tan lograda, que sin duda se trata de una comedia de intriga más que recomendable.