No recuerdo qué filósofo decía que las sociedades que aceptaban el sexo, el erotismo y la pornografía con mayor naturalidad sufrían menos crímenes sexuales.
No estoy en disposición de saber si es cierto o no. Ni tampoco me aventuraré a opinar en ese sentido. Quizá sea verdad en algunas, quizá no lo sea en otras. El caso es que sí creo que un tratamiento natural del desnudo; una educación sexual realmente bien entendida, sin morbo, sin discriminación ni sexualización, no sólo no sería malo sino que además serviría de mucho en la difícil tarea de lograr la equiparación de hombres y mujeres en muchos aspectos de la vida. Por eso, como ya comentaba en algún post anterior, el estreno del Adán y Eva de Cuatro no me incomoda. De hecho me parece un experimento curioso de cara a la audiencia.
Si no se han enterado, Cuatro rescata esta noche Adán y Eva, un formato holandés de dating show en el que los concursantes están en todo momento con las vergüenzas al aire y la cadena lo emite sin ningún tipo de censura. La apuesta, según han confirmado los realizadores de la adaptación, tratará en todo momento de no hacer hincapié en el erotismo del desnudo sino en retratarlo con la mayor naturalidad posible; es decir, enseñar una teta como quien enseña un pie.
Por supuesto la declaración de intenciones está entre lo iluso y lo cínico. Está claro que el principal atractivo de Adán y Eva reside en los desnudos sin censura, y prueba de ello son las miles de visitas que hemos recibido en el post anterior y los términos de los buscadores desde los que nos ha llegado semejante afluencia de lectores. Se pueden imaginar…
[Tweet «El morbo de Adán y Eva no está tanto en las imágenes como en los propios espectadores»]
Por eso, lo que realmente me intriga de la adaptación no está ya en el tratamiento que hagan los realizadores de la cadena, ni en el estilo a los mandos de Mónica Martínez, ni en el decoro o respeto de las imágenes de nuestro Adán y Eva. Lo que me intriga del asunto es la aproximación que harán los espectadores. Me muero de ganas de leer los tuiteos y retuiteos; me va a encantar ver el recorrido del asunto en los blogs y noticias y, lo más gracioso de todo, me va a divertir enormemente el rebote que va a tener el espacio en el resto de tertulias que componen la oferta de nuestra paupérrima televisión y cómo se las apañan para esquivar el horario protegido.
Porque, en el fondo, creo que el morbo de Adán y Eva no está tanto en las imágenes como en los propios espectadores. ¿O acaso nos consideramos como los holandeses? Ya hemos pecado en otros ámbitos al creernos lo que no somos; al pensar que estamos tan preparados o tan avanzados como nuestros primos protestantes. ¿Sería a eso a lo que se refiere el filósofo desconocido que mencionaba al comienzo? En esta entrevista le sacan a la actriz Eva Green el tema de la desnudez en sus películas. Echen un ojo.
Si lo han entendido, Jimmy Kimmel, el presentador, al abordar el asunto del póster censurado de Sin City 2 le dice a la actriz algo así como «esto en Francia sería como un anuncio de yogures». Es cierto que Europa siempre ha tenido la fama de ser mucho menos puritana a la hora de abordar la desnudez. ¿Será esto aplicable a nuestra católica España? ¿Trataremos los desnudos de Adán y Eva con esa «naturalidad» de la que hacen gala los realizadores? ¿Los trataremos con esa educada indiferencia que caracteriza, según Jimmy Kimmel, a los europeos de verdad? Recuerden que este verano la actriz Natalia Sánchez (Teté en Los Serrano) hizo toples una mañana tomando el sol en una playa y «la noticia» «sólo» salió en El Mundo, en ABC, en Fórmula TV, en Vertele, en la revista Qué me dices! de Diez Minutos, en El Comercio, en Los40.com, en El Economista, en Periodista Digital, en El Norte de Castilla, en Diario Sur, en todas las cadenas de TV y en un larguísimo etcétera, además de ser trending topic en Twitter, claro.
Por eso esta noche, cuando veamos a los concursantes de Adán y Eva en cueros, quizá deberíamos tratar de analizar cómo nos sentimos, si mirones o europeos.
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