En la cuenta de Instagram de la periodista Jodi Kantor aparece publicada una imagen singular: un grupo de personas, de espaldas, miran expectantes una pantalla de ordenador. Se trata del equipo de redacción del New York Times justo en el instante en que releen por última vez el artículo que están a punto de publicar. No es un artículo cualquiera: en él destapan las conductas inapropiadas que el productor Harvey Weinstein había mostrado, durante décadas, con las jóvenes actrices y demás empleadas de su productora. Se trata, en suma, del artículo que dio origen al movimiento #MeToo, que puso sobre la palestra el problema del acoso sexual y laboral que han tenido que soportar muchas profesionales en muchos y diferentes ámbitos en todo el mundo.



La imagen de instagram de Jodi Kantor está recreada en la película que dirige Maria Schrader. Al descubierto se agarra a la estela de filmes periodísticos como Todos los hombres del presidente o Spotlight para narrar el proceso de investigación y redacción del que fue uno de los artículos más importantes de la década. Para ello, sigue el periplo de sus dos autoras, encarnadas por Zoe Zazan y Carey Mulligan, en el afán de encontrar a alguna de las víctimas del productor que esté dispuesta a aceptar ser citada en el texto. Intercaladas, la película muestra en flashbacks las situaciones que relatan las supervivientes, algunas de ellas narradas por las propias mujeres que las sufrieron en la vida real, como la actriz Ashley Judd, que hace de sí misma en la obra.
Sin embargo, lo más interesante de la película es el retrato personal de sus protagonistas, su día a día compaginando trabajo y familia, el apoyo de sus maridos, la sororidad entre ellas y de ellas con respecto al resto de mujeres que entrevistan para su artículo… en definitiva, el retrato de unas profesionales.
El punto negativo que se le puede achacar a la película es el de presentar un entorno periodístico sin la menor tacha. La redacción del New York Times no sólo es la más silenciosa, limpia, luminosa y ordenada; también es una torre de marfil de la moralidad y la deontología. Hasta tal extremo llega la representación beatífica del medio, que uno se pregunta cómo es posible que un escándalo de tal envergadura con un viejo conocido como Weinstein tardase tantas décadas en salir a la luz.
Así y todo, se trata de una obra de investigación con final conocido. La tensión, la intriga, el suspense queda diluido por el conocimiento que el público general tiene de la historia. No hay un Garganta profunda intrigante, no hay un misterio que resolver. Simplemente es una historia sobre cómo el buen hacer de unas periodistas valientes logró cambiar el mundo.