


Puedo afirmar con conocimiento de causa que Rodrigo Cortés es un maestro de cine. Su sabiduría y ojo analítico roza la erudición, como ha demostrado y demuestra en la multitud de manifestaciones culturales en las que participa de continuo. Su artesanía, igualmente, queda manifiesta en sus obras, que creo que hablan por sí mismas. Ahora, seis años después de su último largometraje, regresa con una pieza de encargo en la que deja su impronta, orientándola hacia una deriva que, si bien resuelve con holgura, quizá no sea del todo la apropiada para el material original.
El internado Blackwood es un lugar especial para chicas problemáticas. Ubicado en una suntuosa mansión de vetustas hechuras en mitad del bosque, está dirigido con mano de hierro por Madame Duret, quien impone una disciplina centrada en explotar las habilidades artísticas de sus residentes. No obstante, como pronto empieza a descubrir Kit, la protagonista, hay algo que no pinta bien en el programa educativo de la jefa del internado. Las alumnas, presas de algún tipo de embrujo, sucumben a periodos de actividad frenética en las artes en que son duchas a los que siguen instantes de pura amnesia mientras diversas manifestaciones sobrenaturales tienen lugar en la mansión. Preocupada por el funesto final que se vislumbra tanto para sus compañeras como para ella, Kit decide investigar la causa y origen de sus males.
El director dota de profundidad a un contenido de consumo adolescente
El director dota de profundidad a un contenido de consumo adolescente —una novela juvenil de Lois Duncan, autora, entre otros, de trabajos también llevados al cine como Sé lo que hicisteis el último verano—, y huye todo cuanto puede de la dinámica de «sustos y portazos» en la que parece haber caído la mayor parte del cine de terror actual. Ahora bien, lo cierto es que con tan poca sustancia la sopa le ha quedado un poco insípida, con una premisa y situaciones que vacila entre lo gótico y lo moderno; entre lo sobrenatural y lo realista, y entre lo sutil y lo sobreverbalizado hasta el punto de que el espectador no puede sino salir de la sala preguntándose qué gran película de sustos y portazos podría haber hecho Rodrigo Cortés.
Título original: Down a Dark Hall; Dirección: Rodrigo Cortés Guion: Mike Goldbach, Chris Sparling (Novela: Lois Duncan); Fotografía: Jarin Blaschke; Música: Víctor Reyes; Reparto: AnnaSophia Robb, Uma Thurman, Isabelle Fuhrman, Noah Silver, Rosie Day, Kirsty Mitchell, Taylor Russell