Algo tienen las películas de perspectiva múltiple que atraen al tiempo que sorprenden. El capital humano es una buena muestra de ello. Desglosada en cuatro «capítulos», los tres primeros abordan los mismos acontecimientos desde la perspectiva de alguno de los protagonistas principales y el cuarto desarrolla una resolución agridulce para todos. Cuando el puzzle encaja, se perfila un cuadro en el que todos encuentran el éxito, pero a costa de perder todo atisbo de moralidad.
La obra comienza por el final, con un acontecimiento trágico: un camarero regresa a casa de noche en bicicleta y es atropellado por un todoterreno que se da a la fuga, sin que se sepa quién va al volante. De ahí pasamos con un flashback a la historia de Dino Ossola (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario de clase media que pretende aprovechar la amistad de su hija con un joven de acaudalada familia para arrimarse a la clase pudiente. Aupado por la cercanía, arriesga el dinero que no tiene en el fondo de inversiones de su futuro consuegro, que está destinado a obtener beneficio en los mercados a costa del hundimiento de la economía italiana. Para ello comienza prestándose como compañero de cancha de tenis y termina hipotecando su casa para participar del juego de los acaudalados.
Carla sufre el mal de las personas que lo tienen todo: no sabe disfrutar de nada
Por otro lado acompañamos a la esposa florero del magnate (interpretada por Valeria Bruni Tedeschi), una antigua aspirante a actriz aburrida de pasear por Milán en su Maserati, que decide patrocinar un teatro en ruinas con el apoyo fiduciario de su señor esposo. Carla, que así se llama el personaje, sufre el mal de las personas que lo tienen todo: no sabe disfrutar de nada. Presa en su jaula dorada, tratará de encontrar alicientes y emociones más allá de las antigüedades y los complementos de lujo en una aventura extraconyugal, dejando de lado a su propia familia justo en el momento en que ésta más la necesita.
Y por último iremos de la mano de la joven Serena (Matilde Gioli), la hija de Dino que, ajena a los negocios de su padre, parece mantener una relación con el benjamín de la familia millonaria, aunque realmente sus verdaderos intereses van por otro lado. En última instancia será la que tendrá la clave de todo el asunto, pues es la única que conoce la identidad del conductor del todoterreno que cometió el atropello con el que comienza toda la narración.
Una trenza de situaciones y personajes bien desarrollada que ya ha triunfado a su paso por numerosos festivales y certámenes, arrasando en los David di Donatello y ganando su director, entre otros, el premio del público en el Festival de Sevilla. El Capital Humano reflexiona sobre el precio del éxito, el coste de la avaricia desmedida y el egoísmo vacuo en la sociedad capitalista.