En el cortometraje Cerdita, escrito y dirigido por Carlota Pereda en 2018, la protagonista, una chica con sobrepeso, se va a bañar en una tarde de verano a la alberca de su pueblo. Allí tiene varios encuentros. Por un lado, se cruza con otras chicas que la conocen y que, irremediablemente, se meten con ella, la insultan y la vejan de cuantas formas son capaces. Por otro lado, se topa con un asesino en serie.



Ahora podemos ver en las salas la versión en largometraje de la misma historia. Escrita y dirigida por la misma autora, y protagonizada por la misma actriz, Laura Galán, Cerdita, el largo, explora los antecedentes y el universo íntimo de la protagonista; le da un padre y una madre; le da un contexto en un pueblo perdido de la planicie extremeña y, lo más importante, le da motivos, dudas y también responsabilidades.
La obra pone sobre la mesa una problemática de primer orden. El acoso, el sufrimiento, los problemas de desarrollo y los traumas adolescentes derivados de la violencia contra el cuerpo femenino y su exposición, conforman el tronco visceral de un relato brutalista y descarnado que sacude con fuerza al espectador. Pereda expone el cruento retrato de una sociedad carente de valores o, mejor dicho, presa de unos valores nocivos alentados, entre otros motivos, por las redes sociales, la presión del grupo de pares o la falta de empatía y educación. En definitiva, la sociedad de siempre.
Porque la historia de Cerdita no se distancia mucho de la de Carrie, novela de Stephen King llevada al cine por Brian de Palma en 1976, o la de cualquier otra obra que refleje con mayor o menor realismo el desarrollo adolescente en nuestra sociedad. Especialmente el de aquellos tildados de “diferentes” por su físico, su intelecto o su condición sexual. La novedad radica, fundamentalmente, en la relación de la protagonista con el psycho killer, y ahí es donde reside también su propuesta más resbaladiza.
La obra presenta altibajos en el tono y en la lógica. El tono, que vira del horror extremo y sangriento al costumbrismo castizo con toques de humor, puede no convencer al público que se espere un slasher al uso. La lógica interna del relato, por su parte, pide muchas concesiones al espectador.
No obstante, Cerdita es, con diferencia, lo más original que se puede encontrar en la cartelera actual. Dentro de lo bizarro y grotesco de su propuesta se encierra una disección verídica, aunque truculenta, de la sociedad real que lleva a la pantalla. Y su planteamiento puede resultar conocido y cotidiano para gran parte del público, lo que lo hace más terrorífico si cabe.