


Situados en un futuro distópico, el joven Todd (Tom Holland) pertenece a una de las ciudades de colonos espaciales que se trasladaron a un planeta lejano para explorarlo y poblarlo. La vida en este planeta no dista demasiado de la que se podría haber experimentado en el salvaje Oeste: economía de subsistencia, sociedad agraria comandada por un alcalde, escasos recursos tecnológicos y mucha vida a la intemperie. Eso sí, presenta dos diferencias importantes. La primera es que los pensamientos de los hombres se manifiestan en una especie de humo audiovisual en torno a sus cabezas, de forma que todos los demás pueden percibirlos. La segunda es que, por alguna extraña razón, no hay mujeres.
Por ello, cuando una nueva astronauta pone los pies en esa sociedad se genera una situación cuanto menos incómoda para unos o peligrosa para otros. Azuzados por el predicador local, los hombres desconfían de la extraña tanto por razones de sexo como de procedencia: temen que sea la avanzadilla de una nueva repoblación que ponga en peligro su forma de vida. Por ello, deciden darle caza, probablemente para quitarla del medio siguiendo las órdenes del caudillo que interpreta Mads Mikkelsen.
La película dirigida por Doug Liman lo mismo juega la baza de la acción sin demasiado trasfondo
No obstante, el hecho de que ella pueda leer los pensamientos de sus perseguidores mientras que los suyos propios les resulten opacos la pone en una situación de ventaja. Situación que aprovecha junto a Todd, que se convierte en su aliado y escolta en un viaje plagado de peripecias en dirección a otro asentamiento humano, donde cabe la posibilidad de que ambos tengan un futuro más prometedor.
Con un planteamiento errático que no termina de ajustarse a un tono concreto, la película dirigida por Doug Liman lo mismo juega la baza de la acción sin demasiado trasfondo, que busca desesperadamente el drama trascendente sin hacer ascos, por momentos, a la comedia de corte juvenil, sobre todo a partir de los pensamientos hormonales e intrusivos que va teniendo Tom Holland durante toda la obra sobre besar a su compañera de reparto pese a la escasísima química que hay entre ambos.
La propuesta se defiende bien, sin embargo, en la cuestión aventurera con una historia de persecución y huída que puede resultar interesante, especialmente a partir del artificio de que ella pueda ver los pensamientos (y sueños) de él, pero él no pueda acceder a los de ella por más que trate de intentarlo. Una película, sin duda, que se disfruta más con amigos.