NOSOPRANO
  • CINE

    The Mauritanian: algunos hombres buenos

    Relic: miedo a la herencia familiar

    Relic: miedo a la herencia familiar

    Pequeños detalles: crímenes pretéritos

    Las niñas: fracaso de madre

    La chica del brazalete: adolescencia a juicio

    2046: Haiku al desamor

    Nada hay más peligroso que una mujer que baila

    Crash: erotismo en el desguace

    Antoinette dans le Cévennes

    Bajo el sol de las Cevenas

  • SERIES
    • All
    • Season Review
    Libertad: Mandaloriano bien

    Libertad: Mandaloriano bien

    curon-nosoprano

    Curon: doppelgängers con ínfulas

    Euphoria: la cheerleader y el quarterback

    La Forêt: giros en el bosque

    El Alienista: drama aparente

    Misterio en Hanging Rock: la ambientación y el tedio

    La Mantis: Hannibal se hizo mujer

    The Deuce

    The Deuce: el ecosistema del porno

    Juego de Tronos: la desvergüenza

No Result
View All Result
NOSOPRANO
  • CINE

    The Mauritanian: algunos hombres buenos

    Relic: miedo a la herencia familiar

    Relic: miedo a la herencia familiar

    Pequeños detalles: crímenes pretéritos

    Las niñas: fracaso de madre

    La chica del brazalete: adolescencia a juicio

    2046: Haiku al desamor

    Nada hay más peligroso que una mujer que baila

    Crash: erotismo en el desguace

    Antoinette dans le Cévennes

    Bajo el sol de las Cevenas

  • SERIES
    • All
    • Season Review
    Libertad: Mandaloriano bien

    Libertad: Mandaloriano bien

    curon-nosoprano

    Curon: doppelgängers con ínfulas

    Euphoria: la cheerleader y el quarterback

    La Forêt: giros en el bosque

    El Alienista: drama aparente

    Misterio en Hanging Rock: la ambientación y el tedio

    La Mantis: Hannibal se hizo mujer

    The Deuce

    The Deuce: el ecosistema del porno

    Juego de Tronos: la desvergüenza

No Result
View All Result
NOSOPRANO
No Result
View All Result

Deus ex Homeland… menos al final

Luis Jaraquemada by Luis Jaraquemada
12/01/2014
4 min read
Share on FacebookShare on Twitter

Soy un consumidor habitual de series mientras como, desayuno o ceno. Es decir, que estoy a otra cosa. Para mí las series son hobby, mientras que el cine es pasión y de alguna manera me lo tomo también como trabajo. Por eso de series veo lo que me da la gana sin seguir modas y sobre todo sin respetar cánones. Haciendo honor al nombre de este ínclito blog, no me enganché con Los Soprano o con Mad Men, reconociendo su indudable calidad y trascendencia en la manera de ver y hacer televisión. Soy más —sin meterme en comedia— de The Wire y Breaking Bad, y lo fui de Lost y de Dexter, antes de que se volvieran locos, guionistas y productores de ambas, estirándolas sin sentido. Aunque en realidad la mejor serie dramática de la historia —así, demagogia de la buena sin base objetiva para afirmarlo— es Yo, Claudio. Una maravilla, un teatro largo televisado con los personajes más interesantes y a la vez terribles que he visto en una serie.

Pero vayamos con Homeland. No creo  que vaya a pasar a la historia, y uno no deja de sentir a lo largo de la tercera temporada ese efecto Prision Break, que seguro que todos ustedes recuerdan: primera temporada que te atrapa si te tragas la premisa, segunda con cierta pérdida de gracia pero que mantiene el tipo y que tiene algunos de los momentos más brillantes de la serie, y a partir de la tercera algo huele a podrido en Dinamarca. Y digo bien: «a partir de la tercera temporada». Porque si usted ha visto el final de Homeland, pásmese con la noticia… ¡Hay una temporada más! Miedo, ¿Verdad?

La serie, versión americana de la original israelí, lo tiene todo para gustar: cliffhangers, historias de espías, pasión y traición, oscuras tramas internacionales… Pero sobre todo lo que tiene es una historia de amor odio que lo estructura todo. Dos enemigos a muerte que cada vez que se tocan o se miran saltan chispas. Y la paulatina pérdida de esta enorme baza de la serie es para mí la causante del desinfle de Homeland y de su protagonista, la agente Carrie, que antes ponía en peligro las misiones por su terquedad, su enfermedad mental y sus corazonadas y ahora lo hace por amor. Ya no son enemigos que se funden de deseo con y cuyos encuentros sexuales son explosiones y refugio. Y cansa y exaspera que un personaje tan completo y complejo, el mejor personaje femenino que he visto en televisión en mucho tiempo, sea tan simple en la segunda mitad de la temporada. Y Brody se ha difuminado. Lejos queda el interrogatorio a mitad de la segunda temporada, escena maestra, casi arte poética de la serie, enfrentados los dos protagonistas con sus genitales, corazones y cartas sobre la mesa. Pero ya no hay lucha dentro de ellos, no hay conflicto porque simplemente se quieren, el ex marine se convierte en un pelele y los capítulos que protagoniza aburren.

Homeland

Sin embargo, tengo que confesar que al final la cosa no ha ido tan mal. Esta tercera temporada empezó rara, giró a mitad con un descubrimiento de la verdadera trama que a mí me convenció, y luego volvió ese abandono a la casualidad, a que las cosas pasen porque nos convienen para alargar la serie, que hace que baje el interés. Abusan de la sorpresa y se consigue lo contrario, que no te sorprendan, ya sabes que si va bien va a pasar algo que lo estropee todo y, si va mal, pues seguro que el patriotismo y el amor vencerán. 

Pero ¡Oh sorpresa!, que el final no ha sido así. Ha sido un final satisfactorio. Quizás demasiado tarde, contado con precipitación después de tanta preparación, pero sí que deja la sensación de que todo acaba como tenía que acabar y no como se esperaba. Los personajes terminan derrotados y ganadores, según se mire. La vida sigue después de pasar página. La serie debería acabar aquí, segunda oportunidad para acabarla con dignidad que le da el destino —en realidad tendría que haber acabado en la primera, pero qué leches, que la gente también quiere ganar dinero, ¿o usted no?— . Pero no. Nos han dejado ahí un pequeño asunto no cerrado, una reunión que promete abrir una nueva misión. ¿Qué sentido tiene seguir con esta serie si su franquicia y su ADN están «muertos»? Pues miedo me da que los resuciten, ya sabe a qué me refiero si ha llegado hasta el final.

Y si lo hacen, no perderé más tiempo, me borraré de Homeland para no perder el regusto de la aventura que he pasado al lado de la escuálida agente de la CIA, transparente en sus gestos y en su mirada pero capaz de engañar a terroristas internacionales con sus palabras, y que es tan imperfecta, egoísta y visceral como cualquiera de nosotros.  No, Carrie, vamos a dejarlo estar.

Related Posts

CINE

The Mauritanian: algunos hombres buenos

by Jean Cité
19/04/2021
Libertad: Mandaloriano bien
Featured

Libertad: Mandaloriano bien

by Jean Cité
13/04/2021
Relic: miedo a la herencia familiar
CINE

Relic: miedo a la herencia familiar

by Jean Cité
26/03/2021
CINE

Pequeños detalles: crímenes pretéritos

by Jean Cité
25/03/2021
CINE

Las niñas: fracaso de madre

by Jean Cité
24/03/2021
CINE

La chica del brazalete: adolescencia a juicio

by Jean Cité
23/03/2021
CINE

2046: Haiku al desamor

by Jean Cité
22/03/2021
CINE

Nada hay más peligroso que una mujer que baila

by Jean Cité
15/02/2021

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

NOSOPRANO

Esta revista nació en 2012 como blog de críticas audiovisuales centradas sobre todo, pero no exclusivamente, en series y películas. Desde entonces, con mayor o menor regularidad, sus autores han ido escribiendo un poco de cualquier manera todo lo que les ha parecido. No se lo tengan muy en cuenta.

© NOSOPRANO. ISSN: 2341-0205.

No Result
View All Result
  • CINE
  • SERIES

© 2021 JNews - Premium WordPress news & magazine theme by Jegtheme.