Briggs es un Ranger en la reserva. Trabaja en un establecimiento de comida rápida mientras espera que le reasignen a una misión de combate. Ansía volver. Varios problemas cerebrales derivados del estrés lo han apartado de la primera línea de fuego, pero él es un héroe condecorado con el Corazón Púrpura. Él sabe que su sitio está en la batalla, y no metiendo pepinillos en las hamburguesas de nadie. No obstante, su capitán es reticente a darle el visto bueno que necesita para que le vuelvan a enrolar.



Su amigo Rodríguez ha muerto. Los compañeros de batallón se reúnen para homenajearle, y Briggs aprovecha para insistirle a su capitán. Ya está bien. Recuperado. Siente que se encuentra en condiciones de regresar. El capitán, ante la insistencia, decide encomendarle una misión de prueba: tiene que llevar a la perra de su amigo Rodríguez al funeral, que se celebrará a más de mil millas de allí. Si el can llega a estar junto al féretro, se pensará la opción de devolverle a Briggs su condición de activo.
Se llama Lulu, y es una perra de combate. Junto al batallón de Briggs, en compañía de su cuidador Rodríguez, ha vivido lo más cruento de la batalla contra los talibán. Y está tan traumatizada y estresada que es por completo inestable. Por ello, después del funeral será sacrificada. La misión de Briggs consiste no solo en llevarla al entierro sin perder ninguna extremidad, sino además tratar que no se note el sufrimiento del animal; que se vea estoica y firme, como una soldado más.
Pero Briggs, a lo largo del viaje, poco a poco va descubriendo que los traumas que tiene el animal son los que comparte él mismo, y los que padecía el desaparecido Rodríguez. Descubre que, en cierta forma, él no era el cuidador de la perra sino ella la de él. Pues tú puedes dejar la guerra pero la guerra nunca te deja a ti.
Debut en la dirección de Channing Tatum, actor conocido más por su musculatura que por su registro, se acompaña de su coguionista para contar una historia que, aunque estereotipada, no deja de tener un trasfondo crudo y profundo. El relato, de hecho, roza lo personal: el actor-director dedica el film a su propia perra recientemente fallecida, y además se contextualiza tras la realización del documental Perro de Guerra (2017), producido por el propio Tatum.
Se trata, en suma, de una película que cae en el cliché y que resulta predecible desde el primer instante, y quizá por ello han decidido venderla como comedia. No obstante, lo cierto es que es un drama que, pese a lo común de su historia, logra emocionar y ahondar en el turbio tema de las secuelas traumáticas de la guerra.