


En el año 2003 se estrenaba Última llamada, una película dirigida por Joel Schumacher en la que un aterrado Colin Farrel quedaba atrapado en el interior de una cabina telefónica mientras era acechado por un francotirador. Las motivación del criminal para amenazar al personaje de Farrel era sencillamente enseñarle lo maravillosa que era la vida que estaba malgastando. Las similitudes de Última llamada con El Desconocido son evidentes, si bien en esta ocasión la motivación del villano no es dar una lección de humildad. Es, simple y llanamente, una historia de venganza; un ajuste de cuentas entre un hombre acabado y un banquero que tendrá que responder por sus pecados.
Una mañana como cualquier otra, Carlos va a llevar a sus hijos al colegio. Le llama la atención encontrarse el coche abierto, pero no le da demasiada importancia. Entonces recibe una llamada de un desconocido que le dice que ha plantado bombas en el vehículo que explotarán si alguien se levanta. A cambio de desactivar los explosivos pide una enorme suma de dinero. Comienza así una pugna entre el chantajista y su víctima que se volverá visceral en el momento en que resulte gravemente herido el hijo menor del protagonista. La lucha contra el tiempo, el juego de las apariencias y el acecho constante de un villano omnipresente abonan un thriller que hunde sus raíces en los problemas económicos y sociales de los últimos años.
Si algo destaca de la película es sin duda su impresionante realización e interpretación. El primerizo Dani de la Torre no yerra el pulso a la hora de plantear una factura visual de trazo fino que en algunos instantes roza el virtuosismo. Sorprenden los abundantes planos secuencia construidos sobre una puesta en escena y un trabajo actoral impecable, especialmente aquellos que tienen lugar dentro del coche o el que sirve de presentación al personaje interpretado por Elvira Mínguez. Igualmente, el montaje rítmico y el juego de sutilezas fuerzan un diálogo con el espectador cautivador y atrayente, y logran, en última instancia, generar una creciente tensión que no decae a lo largo de todo el metraje.
Una factura visual de trazo fino que en algunos instantes roza el virtuosismo
El Desconocido presenta una visión pesimista del sistema financiero que juega a ser metáfora de sí misma. Acuciado por la amenaza sobre su familia, el banquero es forzado a hacer lo que, según se desprende de la historia, siempre ha estado haciendo: aprovechar la confianza que tienen sus clientes en él para venderles a sabiendas un producto tóxico. La empresa del villano, no obstante, no termina de ganarse el favor del público, que empatiza en todo momento con la historia de un padre dispuesto a todo por salvar a sus hijos.
Una película realmente muy recomendable.
sin verla aun, es una de mis pendientes obligatorias, y creo poder afirmar que Javier Gutierrez es ya uno de los mejores actores del momento sin ninguna duda