He visto el Hobbit. Recuerdo que me leí el libro hace muchos muchos años, en mi tierna infancia. Así que prácticamente no recordaba gran cosa del argumento ni de los personajes. No importa. Mejor. Personalmente no creo en las adaptaciones. Me suena mal. «Adaptar» es manipular una obra para que se adecue a una determinada circunstancia —por ejemplo, doblar una película al español es «adaptar» la obra a su emisión para públicos españoles—. O sea, una sola obra adaptada. Hacer una película de un libro no es eso.
Hacer una película de un libro no es una adaptación, sino hacer una «obra derivada»; es decir, tomar una obra y, a partir de ella, realizar otra obra. El resultado es que tenemos una obra original y otra derivada, o sea, dos obras distintas, con lenguajes, formatos y virtudes distintas. Por eso me parece absurdo andar en pos de la literalidad entre uno y otro formatos. Un libro es un libro y una película es una película —y un cómic es un cómic, y un videojuego es un videojuego…—. No podemos esperar que en dos horas de película nos cuenten todo lo que ocurre en las trescientas páginas de un libro. Son lenguajes distintos y, por tanto, sólo podemos apelar a que se respeten personajes, episodios, circunstancias, el universo diegético o el mundo posible, y poco más.
Los puristas me han dicho que El Hobbit no respeta apenas el libro. Se inventan personajes, escenas, situaciones… tergiversan. Supongo que muchos se llevarán las manos a la cabeza, pero lo cierto es que, en lo fundamental, la película funciona. Yo con eso me conformo. La trama está bien montada, los personajes —algunos conocidos, otros no— se presentan más o menos… En general no se le puede pedir más. Ahora bien, no me ha gustado.
El Hobbit es un film hecho para niños. Lo infantil de los argumentos, motivaciones y personajes es demencial. Por poner un ejemplo: cuando el Gran Trasgo captura a toda la comitiva, no duda en ponerse a cantar y bailar al más puro estilo villano de Disney. Muchas de las situaciones son del todo ridículas y se nota que están estirando el libro todo lo que pueden. Veremos a ver qué nos depara el resto…