La directora Chloé Zhao se hizo con los Óscar a la mejor película y mejor dirección por su obra Nomadland en 2020. Anteriormente había llamado la atención en Cannes con su western The Rider, en la que un joven trata de encontrar su identidad en el corazón de la América profunda. Ninguno de los dos trabajos superó los seis millones de dólares de presupuesto. Con estos precedentes, por algún motivo, los productores de la factoría Marvel han decidido que una directora con talento y afición por filmar largos atardeceres e historias interiores de bajo presupuesto era la más adecuada para llevar a la pantalla la adaptación multimillonaria de un cómic lleno de mamporros y efectos digitales. Y quizá este es uno de los principales problemas de Eternals.



Planteada en un tono mítico, los Eternos son seres enviados a La Tierra por uno de los Celestiales, una suerte de dioses mecánicos de gigantescas proporciones. Su misión es asegurar la vida en el planeta protegiendo a la humanidad de los Desviantes, demonios de las profundidades que persiguen el objetivo contrario: aniquilar a los seres humanos. En su misión está ya la primera contradicción: para encajar con calzador su presencia en el universo compartido de Marvel, se inventan como justificación que no pueden intervenir en otras contiendas que no afecten a los citados Desviantes, lo que justifica que no se haya oído nada de ellos ni en las guerras mundiales ni en los ataques de otras fuerzas alienígenas de anteriores franquicias de la misma casa, como la famosa Vengadores.
El problema llega cuando los Eternos empiezan a sospechar que su misión en el planeta es diferente a la que ellos creen, y que su relación con los seres humanos no es en el fondo tan benéfica como ellos desearían. Esto les hace plantearse su propia función en este mundo y genera en su interior las dudas existenciales que mueven el cine de Chloé Zhao.
Lo problemático reside en que, a diferencia de su competidora DC, las tramas de la casa Marvel raramente son historias interiores. Siempre hay un conflicto externo a los personajes al que hay que poner solución, operando ellos, en mayor o menor medida, como meras piezas de juego de mesa que logran encajar sus superpoderes de manera más o menos armoniosa. De ahí que la historia se termine haciendo larga, tediosa y carente de fuerza.
La gran virtud, no obstante, que presenta la película reside en su diversidad e inclusión. El grupo de Eternos es interracial, intersexual y presenta un protagonismo coral nunca antes visto en otras películas de la factoría, donde los personajes racializados sólo suelen llegar a ser el mejor amigo o amiga del protagonista blanco varón.