Con mostrar solo los nominados al Goya a mejor película 2013 —Blancanieves, El artista y la modelo, Lo imposible y Grupo 7— y ver las de este años se evidencia que hay una enorme diferencia al menos en cuanto a trascendencia.
Sin meterme en qué remesa ha sido de más calidad o de menos, sí que parece que este año el perfil tiende más a película pequeña, para público «entendido», sin contar la gran favorita: La gran familia española. Si el año pasado todos podíamos opinar sobre si Grupo 7 era mejor que No habrá paz para malvados; sobre si Lo imposible era una americanada o si ese magnífico milagro que es Blancanieves podía ser la mejor película española de los últimos años, en este 2014 el espectador de cine no sabe a qué atenerse. Algunas de las candidatas han pasado por la cartelera de una manera tan fugaz que no recuerdo ni haberlas visto programada en los cines de esta hermosa ciudad charra.
Pero, por arte de magia, hete aquí que en una de las categorías, la de mejor película europea, nos hemos encontrado con cuatro monstruos, cuatro joyas capaces de ser la máxima favorita y que este año, por obra y gracia de las distribuidoras españolas, se han juntado en cartel. Y es que sólo con nombrarlas me entran escalofríos y sudores cinematorgásmicos: La gran belleza, La caza, la vida de Adèle y Amor. ¿Cómo se le queda el cuerpo? ¿No las conocen? ¿En serio? Se las presento:
La vida de Adèle es una película diferente, de nuevo cine, casi Dogma, sin ornamentos. Una historia de amor lésbico contada con pelos y señales desde la perspectiva omnipresente de Adèle, adolescente en busca de su identidad sexual. La película no ha sido nominada al Oscar, cosa comprensible por lo poco academicista que es la cinta dada su puesta en escena y sus eternas y explícitas escenas de sexo homosexual, que sin embargo ganó la Palma de Oro en Cannes. Tres horas intensas de poesía, fluidos y amor.
La caza. No quiero desvelar nada de esta película que hay que ver para disfrutar… mejor dicho, para sufrir. Y es que si algo consigue esta rareza danesa asequible para todo tipo de espectador es que en cada escena no hagas más que querer meterte dentro de la película y zarandear y quizás soltar algún sopapo a alguno de los personajes. Una historia de Antena 3 por la tarde que sin embargo esconde una sutil crítica a cómo se comporta el ser humano en determinadas situaciones. Una bola de nieve que va aumentando y que mantiene al espectador en vilo, y que también le hace participar. Candidata al Oscar 2014.
La gran belleza: Parecía la Cenicienta del grupo pero acaba de ganar el Globo de oro y es candidata junto con la anterior al Oscar a mejor película de habla no inglesa. Una película de una factura técnica y artística impecable y revolucionaria, intentando inventar nuevos caminos cinematográficos. Excesiva y neobarroca revisitación de La dolce vita que no convence a muchos y que gracias al boca a boca se ha convertido en una de las películas del 2013.
Y la última por supuesto —pónganse en pie, por favor— Amor. Supongo que hablar de la película de Hanneke a estas alturas del partido es redundante. Ganadora de todo, incluso del Oscar, y con varias nominaciones en otras categorías, este clásico moderno, como cualquier película del creador austriaco es una continua carga eléctrica a la butaca del cine donde nos sentamos. Película de sudor frío, de terror sin ser de género, de silencio de vuelta a casa. Dos ancianos y una casa bastan para vestir una historia que nos desnuda por dentro. Indispensable.
¿Y cuál ganará? Pues la verdad es que con la Academia Española nunca se sabe. Más de una vez se han postulado contracorriente, pero todo lo que no fuera dárselo a Amor sería una sorpresa. Yo, sin embargo, soy incapaz de decir cuál es mejor, porque la forma de la italiana, el espíritu de la francesa y la narración de la danesa me tienen entregado. Sin embargo, y aludiendo al argumento que formulábamos al principio, la repercusión, la trascendencia y, por encima de todo, la impronta que deja en nuestro ser la nueva obra maestra del autor de La cinta blanca o Funny Games no las posee el resto.
A pesar de todo, pase lo que pase podemos afirmar que la ganadora se lo merecerá y tenemos razones suficientes para afirmar que el cine europeo está en un estado de forma formidable.