


La saga Harry Potter probablemente haya sido, con permiso del Universo Cinematográfico Marvel, uno de los mayores éxitos literarios y cinematográficos de lo que llevamos de siglo. Su historia, ampliamente difundida a lo largo de los siete libros y ocho películas que componen el que podríamos llamar «canon», vio su punto y final en el verano de 2011, cuando llegó a la cartelera la última de sus entregas. No obstante, no hay saga exitosa que no resurja de sus propias cenizas, como el ave que, según se nos introduce en esta nueva entrega, acompaña a todos los magos que descienden del linaje de los Dumbledore.
El malvado Grindelwald se escapa de donde lo tenían confinado aprovechando que es trasladado a Europa para que pague por sus crímenes. Parece que su intención principal es entablar contacto con Credence, el joven obscurus de la entrega anterior, que fue dado por muerto. El motivo que le mueve para este fin nos es ocultado, dejando sencillamente la explicación en que es algo así como un arma viviente capaz de derrotar al famoso mago Albus Dumbledore, quien, de hecho, es presentado como el único capaz de detener al villano. Curiosamente, Dumbledore, rejuvenecido e interpretado en esta entrega por Jude Law, afirma no poder enfrentarse a Grindelwald, y por ello pide el favor a su alumno Newt Scamander, protagonista de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, la película anterior.
La historia de Lestrange, además de sentar las bases de esta nueva saga, replantea toda la obra precedente, dejando en duda, entre otras cuestiones, que Hogwarts fuera siempre un lugar feliz.
Scamander, no obstante, pese a ser el hilo conductor de esta nueva pentalogía, dista mucho de poseer todo el protagonismo de la película. De hecho, la historia va dando saltos entre una perspectiva y otra, por instantes acompañando al protagonista, por instantes acompañando a sus destacables secundarias o incluso al villano y la víctima. Eso sí, sin aclarar del todo en ningún caso las intenciones y motivaciones de cada uno de ellos.
Más oscura que la precedente, la película plantea una narración compleja. Casi en tono de película de espías, la obra tiene de entrada tantos interrogantes planteados que resulta complicado seguir quién quiere qué. Además, con tanto salto de perspectiva finalmente se pierde la motivación de unos y otros, quedando diluida la empatía que puede sentir por ellos el espectador, a quien no le queda otra que aceptar el dicotómico planteamiento de «buenos y malos» sin pararse a pensar demasiado al respecto.
Sin embargo, si algo destaca de todo el film es sin duda la subtrama protagonizada por Zöe Kravitz, que da vida a la misteriosa Leta Lestrange. Su historia, además de sentar las bases de esta nueva saga, replantea toda la obra precedente, dejando en duda, entre otras cuestiones, que Hogwarts fuera siempre un lugar feliz.