Driftmark
La debacle continúa, y ahora, además, salpica la vertiente visual de la serie. La gran mayoría de este episodio muestra una chapucera y evitable “noche americana” tan absurda como incómoda. La oscuridad inunda todo sin que haya en realidad sentido para ello, casi como si fuera cosa de improvisación. Un resultado muy deprimente.
Lo que sucede es realmente muy simple: van todos al funeral de la mujer de Daemon, y durante el reencuentro éste se lía con su sobrina y los niños se pelean entre ellos con cuchillos afilados. Alicent pierde un poco la cabeza y genera un conflicto abierto con su antigua amiga Rahenyra, que precipita los acontecimientos en el último tercio (los dos primeros son bastante soporíferos), y provoca que ella confabule para quitarse de en medio a su marido y casarse con su tío.
Sorprende que las decisiones que han sido tan cuestionadas previamente ahora sean las forzadas. Sorprende la facilidad de Daemon para matar a gente relevante en los lugares más y mejor protegidos de los reinos; y sorprende que pretendan hacernos tragar de nuevo con cambios repentinos de actitud en personajes que desde el comienzo se han mostrado estables y racionales. Empiezo a seguirla por inercia y con muy poco interés.