The Black Queen
Final de temporada en clave baja, y lenta, y aburrida. Rhaenyra se entera de la muerte de su padre y de la usurpación de su trono, y al momento se pone de parto. El niño nace muerto. Mientras, su marido empieza a planificar la guerra, pues está claro que los usurpadores no van a dar su brazo a torcer pacíficamente.
Todo el episodio es la búsqueda de pactos con la nobleza que queda siendo fiel pues, según resulta de la lógica de la serie, todos los que habían jurado una cosa ahora defienden la contraria sin el menor temor a los dragones que tienen los Targaryen y los Velarion juntos.
A la torpeza habitual de los supuestos estrategas de la serie en su planteamiento fundamental, en este capítulo se suma una sarta de sorpresas de última hora: el abuelo Velaryon reaparece, que resulta que no había muerto (de hecho, está como si nada hubiera sucedido); Daemon va a despertar cantando al gran dragón Vermithor, que resulta que estaba dentro de algún lugar y que debe de ser apoteósico (aunque en ningún momento nos habían hablado de él); Rhaenyra manda a sus hijos de recaderos en sus dragoncitos, sin escolta ni nada, para ganar el apoyo de sus aliados, y el pequeño termina siendo engullido por el dragón gigantesco de su primo Aemond, que será, a todas luces el nuevo villano de la saga. Mucha sacada de manga y mucha torpeza estratégica viniendo de alguien que, al menos en teoría, era la inteligente de la serie.