


El pequeño Bruno se ha quedado huérfano por un accidente. Su abuela ha tenido que hacerse cargo del muchacho y llevárselo con ella a su pueblo. Un día, el chaval se topa de bruces con una misteriosa mujer que porta un amplio turbante y que le trata de seducir con el siseo de una serpiente que cuelga de su brazo. Su abuela, al descubrirlo, trata de advertirle: es una bruja, como aquella que, en su infancia, transformó a su mejor amiga en gallina. Temerosos de un inminente ataque, deciden marcharse una temporada de la ciudad y alojarse en un lujoso hotel en la costa.
En el hotel, Bruno y su abuela tienen la mala suerte de toparse nada menos que con todo el aquelarre, con la bruja suprema al mando. El objetivo que persigue este contubernio de arpías es transformar mediante pociones a todos los niños del mundo en ratones a los que exterminar. Para ello, han elaborado cantidades ingentes de una ponzoña transformadora que prueban con un chaval que encuentran en el mismo hotel, para horror de nuestro Bruno, que es testigo de todo y que terminará sufriendo la misma suerte que su colega.
Basada en el relato de Roald Dahl, y con el precedente dirigido en 1990 por Nicolas Roeg, esta nueva versión viene de la mano de varios pesos pesados de la fantasía hollywoodiense como son los directores Robert Zemeckis y Guillermo del Toro
Basada en el relato de Roald Dahl, y con el precedente dirigido en 1990 por Nicolas Roeg, esta nueva versión viene de la mano de varios pesos pesados de la fantasía hollywoodiense como son los directores Robert Zemeckis (Regreso al Futuro, Quién engañó a Roger Rabbit, Polar Express…) y Guillermo del Toro (El espinazo del dieblo, El laberinto del fauno, La forma del agua…). Ambos firman un guion que lleva a la pantalla el primero con una construcción elocuente y adaptada a todos los públicos, aunque quizá menos oscura que la versión de los noventa.
Destaca la interpretación histriónica de Anne Hathaway en su papel de bruja suprema, así como la aportación de Octavia Spencer como abuela del protagonista, que termina afrontando gran parte de la película convertido en ratón digital y teniéndose que enfrentar, no solo a la brujería, sino a todas las limitaciones de un mundo donde los roedores son criaturas despreciadas por norma general.
No se debe olvidar, en cualquier caso, que se trata de una película infantil que, en esta ocasión, no despliega ninguna trama emocional dirigida al público adulto. Por ello, es conveniente acudir al cine en familia, pues es como sin duda se disfrutará mejor esta obra.