Ahora que Google deja de indexar términos de pornografía infantil, van y le ponen «Lolita» a una serie.
Bienvenidos al Lolita es la nueva serie de Globo para Antena 3. Todavía no se ha estrenado. Todavía no se ha anunciado siquiera, y ya sabemos qué nos depara: lo mismo de siempre. Una comedia «para toda la familia» que explota todas las premisas que han venido teniendo éxito en la ficción nacional de los últimos tiempos.
El argumento está calcadito de la película de 2010 Burlesque: antiguo cabaret venido a menos que despierta el interés de un empresario de provincias, más por el local que por el negocio en sí. La dueña del cabaret, interpretada por Beatriz Carvajal (Compañeros), hará todo lo que esté en su mano para convencer al inversor —al que da vida Luis Varela (Camera Café)— de que la mejor opción es mantener abierto el Lolita, donde, por supuesto, convivirán toda suerte de personajes conformando una peculiar familia.
Ya salió. ¿Lo han visto? Ha colado casi como quien no quiere la cosa, igual que ha colado en la nota reproducida con pocos cambios en todos los medios digitales. «Familia», lo han oído bien. Porque está claro que esta comedia tiene el primer ingrediente de todas las comedias de Globo: es familiar. Además de la convivencia entre las cabareteras, no faltarán los niños, adolescentes, adultos y abuelos. Ya saben, la multitrama de siempre, y con ella —déjenme adivinar, por favor— los 70 o 90 minutos. ¿Apostamos algo? Para aderezar las tramas, además de la solitaria dueña del Cabaret —sí, desde Cher las dueñas de cabaret son solitarias—, intervendrán también la clásica familia postiza: la cocinera —a la que da vida Estefanía de los Santos (Goya por Grupo 7)— y el señor de mantenimiento —en la piel de Font García (La República)— que, fíjense qué casualidad, tendrán una hija adolescente —interpretada por Nerea Camacho (Goya por Camino)—.
El segundo ingrediente que se intuye a la legua es el musical. Ya lo dejaron claro con Vive Cantando. La actuaciones venden, no me pregunten por qué. Es evidente que todo buen cabaret que se precie ha de tener, por lo menos, una actuación en cada capítulo. De eso se trata, ¿no? Y por supuesto hay que aprovechar las rivalidades y desencuentros que surjan en el escenario, claro está. Un paso adelante no murió en balde. En el elenco destacan al menos una primera vedette de armas tomar —interpretada por Cristina Peña (7Vidas)—, al menos dos bailarinas de buen ver —las interpretan Maggie Civantos y Nuria Herrero—, una cantante que se defienda ante las cámaras —Sara Vega, la hermana de Paz— y, por supuesto, los mozos de taberna: el bailarín —interpretado por Pablo Espinosa (El secreto de Puente Viejo)—, el pianista, —interpretado por Jorge Bosch (Gran Hotel)—, el camarero —interpretado por el argentino Rodrigo Guirao (Rebelde Way)—, y el maestro de ceremonias —al que da vida Roberto Álamo (Águila Roja)—. No faltará, en todo esto, el modosito de turno que se siente como un pulpo en un garaje. Lo interpreta Carlos Santos (Los hombres de Paco).
Sin embargo, el plato fuerte de la historia es el regreso de la hija de la dueña del cabaret, personaje que interpreta Natalia Verbeke (Doctor Mateo), y que viene con dos niños después de un matrimonio fracasado —ay, Globomedia y la unidad familiar…—. Por supuesto, como seguro que ya han intuido, se lleva mal con su madre, atesora una carrera como bailarina frustrada y, cómo no, tiene un pasado amoroso con el maestro de ceremonias del cabaret —¿ya he mencionado Vive Cantando, verdad?—
Como colofón a esta retahíla de historias ya contadas, tenemos el último y más potente recurso de todos: la cacha. No se hagan los ignorantes, saben perfectamente de lo que hablo. Un cabaret no es un karaoke. Hay lucimiento de palmito asegurado ya desde el nombre. Eso sí que se ve venir de lejos. Ya saben. Una vez oí a un productor televisivo decir que la ficción española tenía que estar en algún lugar entre la ópera y el porno. No importa que sea «para toda la familia». No importa que haya tramas infantiles y juveniles de por medio. No importa. Comedia familiar, con el puntito picante, y de hora y media de duración. Eso. Que la trama infantil termine a las doce y media de la noche, que seguro que hay quien la ve.
No obstante, se trata de una serie que todavía no se ha estrenado. No puedo criticar lo que no conozco, aunque se vea de lejos de qué pie cojea. Hasta que no te pincha con el cuerno no puedes decir que eso que viene por ahí es un toro o una vaca o un unicornio. Por eso, oye, miremos lo bueno: hay un reparto interesante. El plantel actoral tiene buena pinta, y lo mismo las tramas cruzadas clásicas de Globo no están tan mal en esta ocasión. Lo mismo…
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