The Great Wave
La trama se divide en tres escenarios: las tierras del Sur, el reino de Númenor y el reino de los enanos.
En las tierras del Sur, los pueblos se han refugiado en la torre de los elfos, pero necesitan comida. Theo se presenta voluntario para volver a las antiguas ciudades saqueadas y tratar de recuperar algo. Allí encuentra orcos, a los que se enfrenta con la empuñadura oscura que encontró y que resulta ser precisamente la pieza que parecen estar buscando los villanos.
Por su parte, Arondir habla con el líder de los orcos, el misterioso Adar, que podría ser Sauron (o no). Este lo deja ir a cambio de que lleve un mensaje a los supervivientes: que renuncien a la propiedad de la tierra y le juren lealtad al malvado. En su camino da con Theo y le ayuda a escapar.
Mientras tanto, en Númenor continúa la refriega política y el conflicto de imagen de ayudar a la elfa. Galadriel quiere ver al rey para conseguir el ejército que ayude a liberar las tierras del sur, pero solo encuentra rechazo. Se descubre el motivo: la reina regente juega con un Palantir, que le ha profetizado que el reino se hundirá tras la llegada de la elfa. No obstante, la acción mágica del árbol sagrado, que se deshoja en el último momento, salva la situación y le hace cambiar de idea.
Por su parte, Enrold descubre el secreto de los enanos: han logrado encontrar el mithril y quieren mantenerlo oculto, aunque todavía no saben bien qué hacer con él.
Como en los anteriores capítulos, buen nivel de producción y la historia es solvente, aunque en esta ocasión con alguna trampa y algún atajo.
La parte de los pueblos del Sur está bien narrada. El conflicto por la comida, la pugna por la autoridad del lugar, la premisa de los adolescentes escabulléndose hacia el pueblo saqueado… Que los orcos liberen al elfo para que lleve el mensaje resulta conveniente para la trama, pero sorprende que lo liberen armado y pertrechado para seguir matando orcos, que es lo que hace en cuanto tiene ocasión.
La parte de Númenor flojea. El principal problema creo que tiene que ver con la presentación de la reina regente y su cambio de opinión en el último minuto motivada por la caída de pétalos del árbol sagrado. Si la hubieran presentado como alguien menos pragmático y realista y más como alguien espiritual o religioso habría tenido más sentido este cambio de parecer, que resuena un poco a deux.
Es cierto que durante todo el episodio se ha aludido a la caída de los pétalos, y ese detalle está bien anticipado, pero no así el cambio drástico de opinión de la reina regente: alguien que ha sido capaz de desplazar a su propio padre del trono para mantener la estabilidad política del reino —motivos pragmáticos— pero que rechaza las pruebas que le presenta Galadriel —mapas, informes militares, evidencias históricas…— para aferrarse a una visión soñada y a una profecía llevada como pétalos por el viento. Algo no encaja.