Partings
De nuevo, múltiples tramas entremezcladas. Por un lado, la relación de Nori con el misterioso istari, que sufre un altibajo: accidentalmente ella conecta con su mente y se asusta de su poder. No obstante, el mago les ayuda en su periplo nómada. Complicado empatizar con una raza de Hobbits que dejan tirada a a su propia gente a la primera de cambio.
Por otro lado, a raíz del fortuito cambio de opinión de la reina de Númenor en el capítulo anterior, se decide a ir a la Tierra Media con un ejército para ayudar a los hombres del sur. Sorpresivamente, la elfa, de la que antes desconfiaban, se convierte en una referente para el ejército. Isildur se gana el pasaje al evitar una catástrofe provocada por el sabotaje del hijo de Pharazôn. Esta es una trama con escaso recorrido que no se recupera, me temo, de momento.
El enano, invitado en el reino de los elfos, sigue con su juego diplomático. La trama del mithril parece querer crear un falso conflicto entre los elfos y los enanos, con Enrold como centro. Se narra el origen del mineral y su importancia para los elfos. El conflicto, no obstante, dura poco: la amistad de Enrold con Durin parece ser más fuerte que la rivalidad entre sus pueblos.
Mientras, los hombres del sur siguen en espera del ataque de los orcos mientras tratan de prepararse para la batalla.
En definitiva, un nuevo episodio donde las tramas avanzan muy poco o casi nada, sin que haya movimiento en las posiciones preestablecidas o prefiguradas tanto por los creadores como por el espectador avezado, que prevé todo cuanto está por suceder.