Lucy fue el nombre que el ser humano que se le dio al primer homínido de la historia, y Luc Besson, como buen amante de lo excéntrico, se aprovecha de la evolución y de los falsos mitos. Por eso, no es baladí que ni el personaje de Scarlett Johansson ni el título de la película sean el mismo que el de ese primer homínido: Lucy.
Hace eso de unas dos semanas fui a verla, y vi sorprendido cómo mucha de la gente que había ido a verla la calificaban de adjetivos como «peñazo», «ida de olla impresionante», «flipada» o «fantasioso». Servidor no va a negar que es fantasiosa, pero esta película ni quiere ni debe ser verosímil. Lucy es un ejercicio que los americanos llamarían un «what if» y, como en todo ejercicio de este calibre, uno entra o no. Por eso el post y por eso la polémica y la disparidad de opiniones que presentan espectadores y cinéfilos. Pero primero vayamos al grano.
Luc Besson venía dando bandazos desde El Quinto Elemento. A partir de ahí, algunas de sus películas han quedado como disfrutables, pero otras le han reportado la miseria. Sin embargo, Lucy es catapultada a lo mejor de su repertorio mediante una pregunta muy sencilla aunque falsa: «¿Qué pasaría si el ser humano usase un 10% de su capacidad mental y, un buen día, alguien superase esa capacidad?».
Besson estira el chicle de esa idea hasta el límite, creando un guión que es ficción en su estado más puro y explorando las posibilidades de su película. Eso, sin embargo, le crea un problema que el espectador medio se encuentra en la sala: no sabe qué película ha ido a ver, y muchos piden verosimilitud en su desarrollo. Lucy, afortunadamente, carece de verosimilitud y se pone al servicio más de una película que es más bien ficción-ensayo. Sin embargo, esa premisa obliga al espectador a entrar, hacer el esfuerzo y dejarse llevar.
Otro de los puntos —y este para mí sí es un verdadero contra— es que le falta metraje. En muchos momentos de la película se pierde ritmo por unas conversaciones explicativas que podrían haberse ilustrado de forma más efectiva. Esa quizá es la tara que parece que ha separado al espectador medio del director: ese punto donde la premisa también pudiese confluir del todo con el cine comercial.
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Afortunadamente, hasta ahí acaban los defectos, pues el guión, al que le falta algo de desarrollo, tampoco nota en demasía esos defectillos. De hecho, Lucy es un perfecto caos narrativo en el que todo de una manera u otra funciona. Y es que Besson, cómo no, hace un buen movimiento a la hora de ponerlo todo por la premisa. Con eso no solo hablamos de la historia, sino también del aspecto visual, quizá el mejor de la película. La fotografía, muy decente, se acrecenta con unos efectos especiales al servicio de la historia, fusionándose en una especie de collage poderoso para el espectador.
También hay que destacar esos miniplanos en los 15 minutos iniciales, los cuales dan una distancia irónica muy efectiva de lo que podría haber sido un inicio algo aburrido. Si bien se les echa en falta, esa distancia sigue estando ahí en casi todas las partes menos en las que aparecen los malos malosos, que tienen el defecto de ser más una piedrecilla fortuita en el camino que no un elemento importante. Pero como ya hemos dicho, es parte de la premisa. Otro punto destacable es la banda sonora, la cual acompaña de perlas a la historia —a veces en sentido irónico, otros para reforzar la épica y unas terceras para marcar tensión— sin molestar lo más absoluto.
Con todo esto no quiero decir que sea una obra maestra. No, qué va, en absoluto. Pero Lucy es un producto atrevido y divertido en el que Besson juega a meternos en este thriller tecnológico en el que combina muchos de los elementos de sus películas anteriores —protagonista femenina fuerte, uso de la distancia irónica— y lo convierte no solo en la película con más fuerza de su filmografía, sino que podría ser una de sus películas que mejor aguante el pase del tiempo.
¿Les ha gustado el artículo de Carlos Martínez? No se pierdan el próximo jueves el post de César Brito sobre la misma película: «’Lucy’: Cómo hacer cine puesto de speed»
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