


¿Qué espera encontrarse el espectador de una película titulada Cazadora de monstruos cuando entra en la sala? Si sabe que se trata, además, de la adaptación a la pantalla de un videojuego y que la protagoniza Milla Jovovich, actriz que muy probablemente ostente el record de alimañas monstruosas o zombificadas exterminadas en el cine, ¿qué se espera encontrar?
Las sagas superheróicas de acervo comicquero han acostumbrado mal al espectador. La densidad dramática que han alcanzado en la gran pantalla los personajes de Marvel o DC, con sus cruentos traumas, arcos de transformación y crisis existenciales han dado al traste con un tipo de cine más simplón, pero no por ello menos disfrutable. Afortunadamente, esta semana han acudido al rescate estrenos cuyas tramas pueden ser resumidas en su totalidad en las pocas palabras que conforman sus títulos: Godzilla contra King-Kong, o la cazadora de monstruos de Jovovich.
Artemis, teniente de los rangers, se encuentra junto al comando que lidera explorando una zona desértica donde ha desaparecido una patrulla de su mismo regimiento. De pronto, una tormenta sobrenatural los transporta a una dimensión paralela en la que una serie de monstruos gigantes devora a todos los soldados con excepción de la protagonista. Atrapada en un mundo donde rigen normas para ella desconocidas, tendrá que bregar con la presencia de arañas gigantes, antílopes subterráneos y otra fauna de enormes proporciones para conseguir regresar a casa.
No hay una trama más compleja ni personajes con más aristas. Tampoco los promete. Tampoco los necesita.
Se le une en la aventura un personaje local que, como ella, también está atrapado y lejos de los suyos. La lucha contra el enemigo común fomentará un lazo de camaradería entre los dos, que formarán equipo para lograr llegar al ojo de la tormenta, donde, según parece, se halla el portal dimensional que puede llevarla de vuelta a casa.
La película, efectivamente, cumple lo que promete en su título: apabullantes secuencias de acción, coreográficas peleas de artes marciales, monstruosas criaturas nacidas del abismo del CGI… No hay una trama más compleja ni personajes con más aristas. Tampoco los promete. Tampoco los necesita.
Eso sí, quien se adentre en la sala, además de los monstruos, encontrará también una historia con giros muy bien planteados que logran llevar un relato del todo predecible por senderos sorpresivos e interesantes. Además, se toparán con una protagonista emancipada de todo romance, no necesitada de ninguna ayuda masculina, y ejemplar en sus valores como heroína por derecho propio.