


Quienes creen en el poder de las palabras consideran que los antiguos sortilegios siguen teniendo vigencia. Ya sea mediante la invocación ritual desde el altar del cordero de Dios, o aplicando la infalible cura del sana, sana recitado en la voz de una madre, las palabras hoy día siguen manteniendo un aura mística y poderosa que, bien empleada, puede lograr conmover, emocionar, convencer o, incluso, inflamar a las masas. Bajo esta premisa, el último filme de Balagueró articula una propuesta inquietante: ¿y si las grandes obras de los poetas escondieran sortilegios olvidados? ¿Y si las musas que les inspiraron no fueran sino brujas de malévolas artes?
Samuel es un profesor de literatura en el Trinity College de Dublín. Desde que su novia se quitó la vida en su bañera viene sufriendo terribles pesadillas. En ellas, ve como una mujer desconocida es asesinada en un misterioso ritual. Consciente de la necesidad de salir de su depresión, busca consuelo en una compañera de trabajo a quien le cuenta sus horribles visiones. Pero es precisamente su compañera quien le pone en alerta: una mujer ha aparecido asesinada en las mismas circunstancias que ha visto Samuel en su sueño. Inquieto por la premonición, decide colarse en el escenario del crimen en busca de respuestas. Allí se topa con Rachel, una prostituta que también ha visto en sueños el crimen y que, al igual que él, ha decido acudir al lugar para averiguar qué sucede. Juntos descubrirán un misterioso objeto cuya posesión pondrá en peligro a sus seres más queridos, para Rachel su hijo pequeño y para Samuel su compañera de trabajo.
Coproducción entre España, Irlanda, Francia y Bélgica, y rodada en inglés, la película explora el universo misterioso que su director ha sabido plasmar en piezas anteriores, siempre rondando las veredas del terror psicológico con toques sobrenaturales. En esta ocasión, la maldad se personifica en siete musas que tanto atosigan como seducen a los artistas y que ahora persiguen alguna suerte de venganza.
Se echa en falta, no obstante, mayor dosis de misterio. La trama se solventa a fuerza de diálogos en bibliotecas, donde se le muestran al espectador los hechos consumados de lo que parece haber sido una mera investigación bibliográfica sin más. Las resoluciones se plantean como giros sobrevenidos; llaves en sobres cerrados que siempre han estado esperando, o descubrimientos sorpresivos que solucionan la papeleta de una pareja protagonista con poca química y menos encanto.
Pese a todo, la película tiene ritmo, se mueve con soltura en el suspense y plantea un misterio que gustará a los fans del género.