Dicen de las musarañas que son seres huidizos, los cuales cavan y cavan metros de túneles para protegerse. Quizás eso era lo que necesitaba el espectador, protegerse al mismo tiempo. Sin embargo, no ha hecho falta, pues Musarañas forma parte de lo mejor de cine español que llevamos este año. Y es que, se quiera o no, estamos ante una obra redonda.
Quizás me influencia el festival de cine de Sitges. Lo sé: la carne es débil y entre cinéfilos nos apoyamos. Pero, pensándolo bien, este largometraje ofrece, como bien ofrece Magical Girl, un cine de género a la española. Y la verdad es que aunque los parecidos con Misery van a producirse, el resultado final va más allá y adquiere una mezcla de genes interesante de los últimos tiempos de nuestro cine.
Repasemos sinopsis comercial de Musarañas. La historia enmarca a dos hermanas, una mayor y otra más pequeña, en la España de los años 50 y 60. En ese universo, Montse (Macarena Gómez), ha criado bajo las enseñanzas de Dios y una férrea disciplina a su hermana menor, papel interpretado por Nadia de Santiago, que cumple al empezar la película la mayoría de edad. Montse quiere mantener a su hermana a salvo a toda costa de los hombres, pero la irrupción del vecino de arriba, Carlos (Hugo Silva), obliga a Montse a replantear todos sus esquemas mientras acusa la agorafobia que sufre.
En quince minutos uno puede notar no solo lo exquisito que es el tono de la película, sino también la mano de Álex de la Iglesia. Y es que, se quiera o no, el humor negro del director —que no es su película, recordemos— está claramente ahí. Dicen los dos directores, Esteban Roel y Juan Fernando Andrés, que son grandes admiradores de su obra, y por lo que parece Sofía Cuenca también, pues en el guión se nota. Su virtud, aunque no lo parezca por el tráiler, es la de vascular a partes iguales entre el thriller psicológico con humor negro made-in Álex de la Iglesia. Eso sí, la mezcla, que podría ser fallida, es muy buena, tanto que puedes pasar de agobiarte a reírte en cuestión de segundos. ¿Recuerdan, si lo han oído, la gracia sobre Hiroshima que luego se vuelve un relato trágico? Pues aquí tiene sus dos tazas de café delicatessen.
Su virtud es la vascular a partes iguales entre el thriller psicológico con humor negro made-in Álex de la Iglesia
Ojo. Con eso no quiero decir que la película sea una obra maestra. De hecho, ni más lejos. Si bien la relación entre las dos hermanas es un tesoro y la construcción de Montse como personaje es fantástica desde el guion y desde la actriz, hay otros puntos sobre los que la película cojea más. El que chirría, por ejemplo, es el final. Si bien hay partes clavadas, la violencia desenfrenada en algunos momentos se pasa de rosca. Quizá entro en disonancia con el público general, pero a pesar de tener un arranque algo lento su final es el que más me preocupa, pues es lo que comúnmente se menciona como «ensalada de tiros». En este caso, creo yo, flojea más la película, pues si bien esa «explosión termonuclear» funciona, aquí se podría haber usado más humor negro o más sutileza para abordar la idea en lugar del gore.
Por suerte, todo ese bajón precede a una escena final donde se descubre todo el pastel. Y esta vale mucho la pena, tanto como para equilibrar la balanza de los últimos treinta minutos. Pero claro, eso si cuentan que a servidor se le escapó la lagrimilla. Sin embargo, hay que ser sincero: es una película que vale mucho para verla en Navidades, y que me parece junto a Loreak y Magical Girl lo mejor del año. Lo puedo segurar, señorías: el poco metraje que tiene se pasa volando, y ojalá Macarena Gómez reciba una recompensa seria por ello.