


Cuatro profesores de instituto en plena crisis de los cincuenta encuentran un asidero para frenar la inercia que mueve sus tediosas vidas. Según una teoría del psiquiatra Finn Skaderud, el cuerpo humano tiene un déficit de 0.05 gramos de alcohol por cada litro de sangre, lo que implica que la sobriedad traiga consigo un estado de apatía y desánimo constantes. Empeñados en demostrar la teoría, y de paso solucionar sus problemas anímicos y familiares, los cuatro profesores se embarcan en la aventura de tratar de mantener ese nivel de alcohol en sangre durante su día a día. Su afán es puramente científico, por supuesto. O eso se dicen.
Así, comenzarán a beber a escondidas tanto en casa como en el trabajo. Y pronto empezarán a notar las repercusiones de su experimento. Achispados, la desinhibición del alcohol logra que sus clases mejoren. Sus alumnos, que se encuentran en el último curso y sienten ante ellos la presión de las pruebas de acceso a la universidad, de pronto empiezan a mostrar un interés inusitado. Sus familias también notan el cambio a mejor: más sonrisas por las mañanas, mejor humor, más excursiones de fin de semana y actividades divertidas. Ellos, los propios profesores, sorprendidos por el éxito, deciden llevarlo un poco más allá.
Destaca la interpretación de unos protagonistas en estado de gracia bajo la fotografía realista y sin concesiones del director danés
Aumentando la dosis de alcohol tienen la creencia de poder alcanzar el nivel de los grandes músicos y literatos que han pasado a la historia por sus aficiones etílicas. No obstante, de pronto se topan con una realidad que no esperaban pero que es bien conocida en el mundo entero: los borrachos, como los niños, siempre dicen la verdad.
De este modo, conforme aumentan la dosis, los traumas que yacían escondidos bajo la monotonía y la amargura de su existencia salen a la luz para golpearles de frente. La realidad de la tratan imperiosamente de escapar a través del camino de la botella les sale al encuentro: no es la sociedad, ni el trabajo, ni el estrés, son ellos mismos.
Ganadora del Óscar a la mejor película extranjera, la obra de Thomas Vinterberg, dedicada a su hija fallecida al poco de comenzar el rodaje, es una tragicomedia que habla, bajo la premisa de cincuentones borrachos, de las propias crisis existenciales que se viven a lo largo de distintos periodos vitales. Se produce una rima entre el devenir de los profesores y el paso que están a punto de dar sus alumnos, que se encuentran a las puertas de la graduación y de un cambio de etapa.
Destaca la interpretación de unos protagonistas en estado de gracia bajo la fotografía realista y sin concesiones del director danés, que imprime un ritmo y una fuerza lumnínica con capacidad de evocar tanto la sonrisa como la tristeza. Aprovechen mientras esté en las salas.