


Cuando, abandonado por su tripulación y derrotado por el tiempo, el capitán Jack Sparrow intercambia su brújula por una botella de ron, desata sin saberlo su peor pesadilla. Salazar, un mítico cazador de piratas, es liberado del cautiverio sobrenatural donde fue capturado por el primero en su juventud y ahora busca vengarse a toda costa, engullendo a su paso cualquier nave que luzca la enseña de las cuatro tibias y la calavera. Esto pone en aprietos al capitán Barbosa, que comanda docenas de buques y se ha convertido en el terror de los mares. Apremiado por salvar su flota, negociará con el enemigo sobrenatural la cabeza de Sparrow con tal de ganar tiempo y poder conseguir el Tridente de Poseidón, legendario artefacto capaz de doblegar cualquier maldición marina.
Esta trama, resaltada como subtítulo de la quinta entrega de la saga y no carente de interés, resulta que es, sin embargo, la menor en importancia de toda la película. El filme dirigido por Joachim Rønning y Espen Sandberg prefiere delegar a un segundo plano la historia de persecución y venganza de Salazar para centrarse en las diatribas del joven Henry Turner, hijo del malogrado Will Turner, que busca con ahínco el Tridente de Poseidón para liberar a su padre de su condena como capitán del navío submarino Holandés Errante donde terminó en pasadas entregas. Encontrará por casualidad la inesperada ayuda de Carina Smith, una joven astrónoma que también busca el Tridente para cumplir con la voluntad de su desconocido padre. Por supuesto, el romance está sembrado desde el instante en que cruzan sus miradas.
Todas las tramas confluyen por el azar de los guionistas en la figura de Jack Sparrow, que se funde así con el mismo Tridente como McGuffing de una película más interesada en sorprender mediante la acumulación pirotécnica digital que en mostrar un mínimo de desarrollo argumental. Sparrow se despoja por completo de la astucia que desplegaba en las primeras entregas para desparramarse en el registro paródico, y el relato abandona por completo todo viso de verosimilitud histórica, planteando a la armada inglesa guillotinando piratas en el Caribe o presentando con descaro que los navegantes no sepan interpretar constelaciones.
Eso sí, han pasado catorce años desde el comienzo de la saga, por lo que no es de extrañar que muchos disfruten la película aunque sólo sea por el recuerdo de su más tierna infancia.