Mikey Saber es un actor porno caído en desgracia. Pese a haber triunfado en la industria, según él, por su talento natural, de la noche a la mañana cae en picado. Probablemente por culpa de la muerte de Paul Walker, protagonista de la saga Fast & Furius, cuya parodia pornográfica encarnaba el propio Saber. También porque sus “protegidas”, las actrices porno que él “descubrió” y a las que metió en la industria, le fueron dando de lado.



Por ello, decide (o no tiene más remedio que) regresar a su Texas natal a la casa de su ex. Allí es recibido con malas caras y muecas de disgusto. Nadie parece echarle de menos; nadie parece alegrarse por su regreso. De hecho, nadie lo quiere allí. Pero Saber trae dinero y tiene los medios para conseguir más con el trapicheo de droga, y eso en un barrio marginal y decadente es motivo suficiente para hacerle un hueco en la cama.
El director y guionista Sean Baker, después de su descarnado retrato social The Florida Project, trae de nuevo un drama con toques de comedia que perfila, de la misma forma desprejuiciada, la vida y miserias de la white trash. En Red Rocket la tragedia vital queda en los márgenes del encuadre, en la ambientación del contexto, y en los personajes secundarios. Así, mientras seguimos las andanzas del protagonista, vemos la vida casi chabolista del reverso del sueño americano. Su ex (en realidad no se han divorciado) mantiene junto a su cama el retrato del hijo que le quitaron las autoridades; el vecino de al lado acumula denuncias por mendigar en los centros comerciales fingiendo ser un veterano de Irak; el amigo del instituto que pasaba porros sigue en el mismo negocio, a las órdenes de su propia madre.
El planteamiento de Red Rocket, además de descarnado, es especialmente trágico. El protagonista, lejos que querer mejorar la vida de quienes están a su alrededor, tan sólo quiere exprimir al máximo sus oportunidades para poder largarse de allí cuanto antes. Y, con ese objetivo, encuentra una baza importante cuando descubre a Strawberry, la dependienta adolescente, ingenua y pelirroja de la tienda de donuts, que tiene el mismo potencial para la industria del porno que cualquier muchacha ingenua y pelirroja de 17 años. Por supuesto, él tratará de seducirla, primero, y contratarla, después.
De este modo, la película plantea un diálogo complejo con el espectador. Por un lado, se simpatiza con el estilo socarrón y pícaro del protagonista para ganarse la vida. El actor Simon Rex está magnífico en su papel, y sin duda la obra está muy bien construida. Por otro lado, se es testigo de la acción de un corruptor de menores que basa su vida en aprovecharse de aquellos que están en peor posición que él. Y es despreciable.