La imagen ha revolucionado las redes sociales. Desnudo integral de Scarlett Johansson, algo con lo que los adolescentes de medio mundo llevaban lustros soñando. Los comentarios sobre el cuerpo de la actriz han sido de todo tipo. Aquí, por variar, hablaré de la peli.
Under The Skin se presenta como una de esas raras «películas de autor» dirigidas a públicos minoritarios. De hecho, la estrategia de contar con Johansson como protagonista indiscutible es, evidentemente, un tanto comercial. Aunque, oye, de no ser por ella lo mismo no estábamos hablando de la película en este post, así que en algo han acertado.
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Es habitual que los actores y directores de la factoría Hollywood decidan, en un momento determinado de su carrera, venirse al viejo continente para hacer «cine serio» entre blockbuster y blockbuster. Si además, como es el caso, el intérprete es mujer, está entrando en la treintena, y el body empieza a escaparse de los cánones hoolywoodienses —reconozcámoslo: el desnudo de Johansson es tan de «mujer normal» que casi no parece de Hollywood—, la estrategia de mostrar al mundo las dotes interpretativas en una película de «esas que hacen en Europa» puede ser un buen pasaporte para seguir trabajando en la siguiente década, y para que te sigan tomando en serio.
La película, no obstante, deja bastante que desear. El argumento se deduce más por la sinopsis de la novela de la que toma —muy libremente, por lo visto— la historia. En el film vemos a una mujer que va seduciendo a hombres para descomponerlos luego en una solución negruzca, donde se ahogan todos erectos persiguiendo a la Johansson en sujetador. La premisa obvia un hecho importante: si eres hombre, de pronto se detiene una furgoneta a tu lado y Scarlett Johansson baja la ventanilla y te ofrece sexo, tienes claro que lo que pasa en realidad es que el Mundo ha llegado a su fin y que eres un einherjer camino del Valhalla. Pero bueno, aparte de ese punto, la actitud de unos y de otros más o menos cuadra cuando te has leído la sinopsis de la novela, claro.
Por lo visto, la historia trata de una extraterrestre que, disfrazada bajo apariencia humana, se dedica a cazar autoestopistas desprevenidos para luego extraerles la carne y mandarla a su planeta de origen, donde parece que es un manjar. Sí, como en Species, más o menos, pero con algunas diferencias.
La trama extraterrestre y la recolección de humanos indefensos realmente se ve que al director le importa un pimiento. Prueba de ello son las secuencias medio metafóricas medio figurativas donde son abducidos en un baño de moco negro. Sobre lo que realmente hace hincapié el filme es en el tema de la identidad y la pertenencia. La extraterrestre interpretada por Johansson experimentará en un momento determinado una vinculación muy íntima con los humanos-comida. A través del contacto con un hombre, la alienígena tomará conciencia de su propia identidad, o de su carencia de ella; en el instante en que permite que una de sus víctimas le toque la cara, su labor de cazadora de hombres pasará a un segundo plano frente al dilema existencial que se presenta ante ella: ser o no ser humana. Esto la hará escapar de su misión y la llevará a experimentar con las particularidades de la piel que habita, con la manera humana de vivir, con la manera humana de comer, y con la propia sexualidad humana. Sí, se podría decir que se hace vegana, en cierta forma.
El problema es que toda esta lectura es principalmente connotativa. La película apenas tiene diálogo, abundan los planos dedicados al paisaje escocés y el espectador termina con una sensación de que ha sido testigo de un conflicto menor, o al menos mucho menor que el que puede tener cualquiera de las víctimas.
La realización se pierde en una parsimonia y una forma conceptual que erróneamente se ha querido vincular con Kubrick —todos los insertos más o menos oníricos de la filmografía de Kubrick tienen sentido dramático dentro de la trama, no como aquí—; y casi da la impresión de que, en el fondo, hay una voluntad autocomplaciente de ser trascendente o transgresor; de querer reescribir el mito de las Sirenas haciéndonos los modernos.
Y es que, pese a su impostada modernidad, la historia no hace sino caer en el tópico de los tópicos con respecto al género femenino en el celuloide: la mujer malvada y peligrosa, descendiente de la cruel Lilith; el cuerpo femenino como reclamo, cebo y solaz del guerrero; el sexo como pasaporte a una muerte segura, y una maleficencia que no encuentra redención sino a través del fuego purgatorio y la muerte.
Ah, bueno, y también sale Scarlett Johansson desnuda.∴
Perfectamente acertada la crítica. No me pareció buena la peli. Pero no podía dejar de ver a Scarlet
De verdad no creia ver una pelicula tan mala pero Johansson nos ilumino con su belleza