Me gusta Sherlock. Es una serie que me parece que tiene muy buenas virtudes y pocos defectos. No obstante, los dos nuevos episodios emitidos de la tercera temporada, por el momento, me han decepcionado. Tranquilos, que los spoilers están controlados.
La serie de la BBC Sherlock retoma por enésima vez el personaje del famoso detective en un revival que quiere adaptarlo a los tiempos modernos. Sherlock vive en el Londres actual, tiene movil, se mueve en taxi, y su colega Watson escribe sus historias en un blog. Ya saben: la revisión con elementos novedosos de siempre, lo mismo que House.
El logro, según mi parecer, es que la adaptación se ha hecho con todo. No sólo tenemos a un personaje del s. XIX viviendo en el s. XXI, sino que además la factura audiovisual de la propuesta es propia del s. XXI: efectos, juegos fotográficos, sobreimpresiones, ritmo acelerado…
Igualmente, las historias se han sabido adaptar, más o menos, a los tiempos. Es una vuelta de tuerca a la propuesta original que combina las historias del «canon» con escenarios modernos; las celebérrimas frases holmesianas con los sms y el email. En el nuevo Sherlock, una provocativa Irene Adler chantajea desde su móvil; un jovencísimo Moriarty resulta ser ciberterrorista, y el sabueso de Baskerville nace fruto de experimentos genéticos.
La interpretación tanto de Cumberbatch como de Freeman también es atrayente. Su relación es más cercana a la de La extraña pareja que a la ambigua proximidad de los personajes originales, y eso aporta una inagotable fuente de conflictos, además de suponer un plus de comicidad.
En líneas generales, Sherlock es una buena serie. Cada temporada solo tiene tres episodios, lo cual sin duda ha permitido una muy consecuente inversión del presupuesto. Bien hecha, bien orquestada, y muy recomendable, en general…
Pero…
—los spoilers a partir de aquí—
…después de ver los dos primeros episodios de la tercera temporada me ha parecido que no han sabido seguir la línea que tan bien venían marcando desde que comenzase, hace ya varios años. Mientras los veía he tenido la impresión de que se han pasado, en líneas generales, con todo.
Se han pasado, primero, con la duración. Vale que una miniserie de corte dramático puede permitirse el lujo de hacer episodios de 50 o incluso 60 minutos, pero de ahí a los 85 minutazos de los episodios va un trecho. Un largo trecho, sobre todo, si no hay una trama de intriga lo bastante atractiva, como es el caso.
Se han pasado, también, con la vertiente cómica. La escena del reencuentro entre Holmes y Watson en un restaurante es un despropósito de hilarante teatralidad impropia tanto del personaje como del tono de la serie; la secuencia de la borrachera del segundo episodio es peor aun. Divertida, sí, pero totalmente contraria al personaje de las novelas. Jeremy Brett se sentiría insultado con ese Holmes tan peripuesto y afectado gastando bromas a diestro y siniestro, más propio de Guy Ritchie que de Conan Doyle.
Se han pasado con las tramas. El primer episodio está tan absurdamente relacionado con V de Vendetta que parece hasta una broma. De verdad. Por momentos me esperaba que apareciera alguien con la máscara de Guy Fawkes. A ver, pongámonos serios un momento: ¿de verdad se creen que unos terroristas —a los que en algún momento se vincula con Corea del Norte— van a planear exactamente el mismo atentado que organizó de forma fracasada el auténtico Guy Fawkes, y precisamente el día que se conmemora su ajusticiamiento? La historieta del segundo episodio es un poco más atractiva, aunque igualmente cogida por los pelos.
Casi da la impresión de que han tenido que meter tramas con calzador para justificar lo realmente interesante: el reencuentro de Sherlock y Watson, su nueva situación tras pasar por la vicaría, y cómo logró fingir su propia muerte. Lo cual, por cierto, también canta por soleares: resulta que lo fingió, básicamente, con la ayuda de toda una cuadrilla de personas que no vieron ni Watson, ni Moriarty —ni los francotiradores de Moriarty—, y que colocaron una colchoneta gigante, la quitaron, pusieron un cadáver, lo reemplazaron por otro, maquillaron a Sherlock… y todo en cerocoma.
Se han pasado con Sherlock y sus superpoderes. Sí. Superpoderes. Ya no es capacidad de observación o mente deductiva, no. Ahora se pone en trance, directamente. Y lo sabe todo. Todo desde mucho antes de que ocurra. Si le sucede alguna adversidad que lo pone en un brete del que parece que no va a poder salir —como su propia muerte, por ejemplo—, al final resulta que él ya lo sabía, que se metió ahí para pillar al malo. Ya. Claro.
Por último, se han pasado con el villano. Ya desde la segunda temporada se notaba un poco el asunto, pero lo disimularon con el perro de los Baskerville. Los malos, en Sherlock, son malos porque sí. De hecho, son malos porque está el propio Sherlock. En el episodio de la boda todavía hay un motivo más o menos justificado, pero en el primer capítulo de esta temporada, los esbirros de la nueva némesis del detective secuestran a Watson solo para que Sherlock lo tenga que rescatar. Eso. Listo. No quieren hacerse con el poder; no quieren enriquecerse; no quieren conquistar el mundo… No. Es joder por joder.
Los malos de Sherlock quieren jugar al escondite con Sherlock. Quieren demostrar que son más listos que Sherlock, y ya. No es que Sherlock se interponga en sus diabólicos planes; ni que descubra con su astucia la trastada que están preparando y logre evitarla; ni que un caso sin aparente importancia lo lleve hasta una confabulación contra la corona. No. Los malos quieren que Sherlock los persiga, por ego, supongo.
Al final de la primera entrega de esta tercera temporada podemos ver cómo el villano de esta tanda se regocija ante las imágenes Sherlock rescatando a Watson del entuerto que ha provocado. Ya sabemos que se trata de Charles Augustus Magnussen, tomando como referencia a Charles Augustus Milverton, villano sherlockiano del «canon», e interpretado por el danés Lars Mikkelsen —hermano del actor que da vida a Hannibal, ojo—. ¿Estará a la altura de Moriarty? No se pierdan el trailer del último episodio de esta temporada:
Los actores ya han confirmado para una cuarta, y el primero de la tercera se estrenó con record de audiencia en Reino Unido. Esta noche nos lo trae TNT a España. A ver qué os parece.
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