En el epílogo postcréditos de su anterior aventura arácnida, el malvado Misterio desvelaba a los cuatro vientos la verdadera identidad de Spiderman. Esto provoca un auténtico infierno mediático sobre el muchacho y sus seres queridos: su novia, su mejor amigo y su tía May. Para poder reparar de algún modo este inconveniente, acude a su nuevo mentor, el Dr. Strange, para que, a través de algún conjuro, logre hacer que todo el mundo olvide quién es. No obstante, el hechizo sale mal y, por error, trae a la ciudad a todas aquellas personas que conocen la identidad de Spiderman… en todas las dimensiones posibles.



La argucia narrativa orquestada por el matrimonio de conveniencia que forman Sony y Marvel logra unir bajo un mismo metraje el llamado spiderverso con el Universo Cinematográfico de la casa del cómic. De este modo, los primeros en aparecer en la realidad del Spiderman de Tom Holland son los villanos de las anteriores películas de Spiderman (no protagonizadas por Tom Holland). Y ahí arranca una segunda trama: el nuevo héroe centennial se niega a devolver a esos villanos a sus dimensiones a sabiendas de que están condenados a morir a manos de su alter ego. Por ello, pretende “curarles” la maldad.
Por supuesto, la obra está planteada desde el mismo comienzo como una fábula encaminada a aunar en la misma sala a los fans quinceañeros de Tom Holland (y Zendaya) con los fans treintañeros del Spiderman de Tobey Maguire (de hace veinte años), y los que pudieran quedar del Spiderman de Andrew Gardfield (de hace una década). Eso sí, ninguno de ellos confirmó oficialmente su presencia en la película, y no es este el lugar para hacer el spoiler de si efectivamente aparecen en ella o no (aunque a estas alturas…).
La película, por tanto, satisfará en lo más profundo a los fans del personaje de Stan Lee que hayan seguido su trayectoria durante las últimas décadas. Juega también con una buena dosificación de la acción, el drama y la comedia, y esto hará que se pasen por alto los problemas que presenta y que son, en suma, fundamentalmente narrativos y comunes a todas la películas de la factoría marvelita. Así, los inconvenientes multidimensionales encuentran una resolución satisfactoria en una secuencia de montaje sin demasiadas explicaciones y en la intervención mesiánica de héroes llegados en el último momento.
En un episodio muy conocido de Los Simpsons un grupo de fans del mundo del cómic preguntan a una estrella por las múltiples incongruencias que han encontrado en los relatos. La estrella responde: “siempre que vean algo así, lo hizo un mago”.
Pues eso.