No apostaba mucho por Los Nuestros, la verdad. El elenco me parecía escogido más por la belleza que por la calidad interpretativa; la premisa me parecía repetida de otras propuestas similares como Rescatando a Sara; no me atraía lo más mínimo la trama de amor adúltero entre Hugo Silva y Blanca Suárez, y además acababa de ver El Francotirador y lo último que me apetecía era un panfleto patriótico a la española. Sin embargo, azuzado por las opiniones de varios amigos, me he lanzado a descubrir lo que me perdí el lunes —y me seguiré perdiendo mientras siga teniendo la opción de visionado online—. Los Nuestros es una obra muy digna.
Como ya se habrán imaginado, la premisa no tiene mucho de particular: un par de niños españoles son secuestrados por un grupo yihadista y el gobierno español, acharado por ser siempre el que termina pagando a los secuestradores, opta por mandar al rescate al peor comando de boinas verdes de toda la reserva. Sí. Son el peor. Pero el peor en serio, no en plan parodia al estilo La Vaquilla, que también podía ser. Son el peor de verdad. Oigan, pero eso es bueno. Piensen que si fuera un comando eficiente la serie no tendría ningún recorrido.
Son el peor comando, para empezar, porque se está rozando la insubordinación en cada diálogo. Hugo Silva, el pobre, se las pasa canutas para imponer el mando que se le presupone derivado de su rango. Todas sus órdenes son discutidas; todas sus decisiones son inmediatamente puestas en duda por sus subalternos, y su capacidad de mando es sencillamente ignorada a la primera de cambio. También es cierto que todo el comando sabe de los escarceos del capitán con la francotiradora, y que su mujer le ha puesto de patitas en la calle, por lo que, para bien o para mal, le han perdido el respeto.
En una escena de hecho matan a una cabra por temor a que sea una bomba móvil
Luego tenemos al resto de la cuadrilla, que se toma el asunto del rescate con una parsimonia de lo más llamativa. El segundo al mando «se pierde» en la trasera de un camión con la primera que se le pone a tiro, nunca mejor dicho, apenas un rato antes de partir al recate. Se hacen una idea del despliegue, y eso que son boinas verdes. Los soldados rasos brillan por su ineptitud. En una escena de hecho matan a una cabra por temor a que sea una bomba móvil. Pero oye, todo me parece maravilloso, a pesar del punto de comedia. Insisto, si fueran perfectos no tendrían el menor interés.
El plato fuerte de la propuesta no es, sin embargo, el rescate. De hecho el rescate es lo de menos. El plato fuerte es la tensión sexual entre Hugo y Blanca, como ya se han encargado de mostrar todos los trailers y avances que nos han ido ofreciendo. Hugo Silva y Blanca Suárez ya compartieron arrumacos sobre la arena de playa en el cortometraje Hemisferio, de Luis María Ferrández. Pero allí eran diferentes. Bueno, más bien ella era diferente. Consciente de su capacidad interpretativa, Suárez trata de alejarse del registro al que nos tiene acostumbrados para mostrar a una soldado Santana introvertida, reservada y un tanto psicópata, lo que la hace francamente interesante. Él no. Él es el mismo Lucas Fernández de siempre.
Los Nuestros es una propuesta respetable precisamente porque hace el esfuerzo de ser realista
Visto con detenimiento suena incluso insultante: una serie sobre un secuestro de niños por parte de un grupo terrorista dedica más tiempo a las intimidades sexuales de los rescatadores que a la historia en sí. Y, en efecto, es insultante. Pero, oye, esto se cuenta con miraditas y para lo otro tenemos que montar un despliegue rodando en exteriores y falseando escenas de interior de vehículo acorazado, que lo encarece todo. Y ahí está la clave.
Los Nuestros es una propuesta respetable precisamente porque hace el esfuerzo de ser realista. La fotografía rezuma verdad, hay luz natural, hay exteriores, hay un drama interesante contado a intervalos y hay, además, cierto esfuerzo interpretativo. Y eso es de valorar. Pero lo bueno no queda ahí. También hay historia, hay cariño, y hay un elemento que eleva, en mi opinión, la serie a otro nivel: está la madre.
De pronto una serie de caras guapas de prime time de Telecinco emparenta con los misterios eleusinos
Que me disculpen todas las series negras, los policiacos de sobremesa de Cuatro y cada minuto de los ocho episodios de True Detective, pero las historias de secuestros/asesinatos de niños son, en realidad, historias de madres y padres. ¿No se lo creen? Un guionista conocido me dio una vez la clave definitiva para reconocer al protagonista de cualquier relato: es, siempre, quien más sufre. Y nadie sufre más la desaparición de un niño que una madre y un padre.
En Los Nuestros no han tenido inconveniente en dedicar escenas a la historia de los padres y, en especial, al drama de la madre y claro, de pronto la cosa cambia. De pronto una serie de caras guapas de prime time de Telecinco emparenta con los misterios eleusinos; con Démeter y la búsqueda incansable de su hija secuestrada; de abandonarlo todo por encontrar a un hijo, así se condene al mundo al invierno perpetuo. Y esa, a pesar de los pesares, es la historia más digna que puede contarse.