


Si por algo va a pasar a la historia el 2016 en el universo de los superhéroes es por ser el año de las disputas internas. Ya sea el rifirrafe de Batman contra Superman, o la disputa que desata la guerra entre el Capitán América y su viejo amigo Iron Man, lo cierto es que parece que este año la cosa de va de conflictos fraternales entre los guardianes de la paz y la justicia. Ahora se suma a la lista la última entrega de X-Men, si bien en esta podemos hacer una llamada de atención: de todos los géneros superheróicos, los mutantes siempre parecen haber estado reñidos entre ellos.
Después de miles de años de hibernación, el primer mutante vuelve a la vida para descubrir que aquellos que él considera inferiores —la humanidad— han terminado gobernando el planeta. Decidido a poner una solución drástica a lo que a sus ojos es un grave problema, recluta a los primeros cuatro mutantes que se encuentra en su camino con la nada despreciable misión de destruirlo todo, absolutamente todo. Entre los reclutas encontrará en el conocido Magneto un aliado de potente poderío, y esto pone en alerta a la cuadrilla que comanda el profesor Xavier. Cuando el villano y sus cuatro esbirros secuestren al telépata para aprovechar sus indudables dones, los alumnos del profesor deberán enfrentarse a ellos sin tener del todo dominados sus poderes y con el planeta entero en juego.
Dejando aparte varias escenas que, por lo vistoso de sus efectos, se hacen interesantes de ver —como por ejemplo la secuencia de tiempo congelado al ritmo de Eurythmics— lo cierto es que la película no parece estar al nivel de sus antecesoras. Con un guion que cae en el sinsentido, y una ejecución de más de dos horas que suena a impostada en algunos momentos a la par que predecible, la obra aburre más que entretiene. A diferencia de sus predecesoras, donde el planteamiento incluso se sumergía en temas de calado, en esta ocasión la lectura se antoja más superficial.
La irrupción de Lobezno, cacareada desde los trailers, atenta directamente contra lo presentado en las primeras ediciones
Sin embargo, lo más llamativo de la nueva generación de superhéroes que conforman la patrulla mutante es la traición no ya a su fuente original en las viñetas, sino la transgresión al propio universo fílmico. La irrupción de Lobezno, cacareada desde los trailers, atenta directamente contra lo presentado en las primeras ediciones de la saga —a la sazón llevadas a la pantalla por el mismo director—.
En todo caso, se trata de una de esas películas realizadas por y para los fans de las entregas anteriores que tienen la virtud de incluir en su reparto a intérpretes de la talla de McAvoy, Fassbender o la cuatro veces nominada a los Óscars —y ganadora de uno— Jennifer Lawrence. Sin duda, el gran atractivo de la película.